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Opinión: «Librería popular»

«Librería popular»

Carta publicada en el diario La Tercera el Lunes 4 de febrero de 2019

SEÑOR DIRECTOR

La iniciativa de la comuna de Recoleta, de abrir una librería popular con libros que tienen un alto porcentaje de descuento, nos invita a reflexionar sobre cómo influye el valor del libro en los índices de lectura.

El acceso al libro se ha ido masificando, tanto con los e-book, cuyo valor es menor al libro de papel, como con iniciativas como la Biblioteca Pública Digital, plataforma que ha permitido a miles de personas acceder a préstamos gratuitos.

Todos estos proyectos han abierto la puerta a miles de lectores. Es por eso que la librería de Recoleta no solo nos parece una excelente noticia, sino también un modelo a replicar por otras comunas. Sin embargo, el camino hacia la generación de lectores sigue teniendo grandes desafíos.

El establecimiento de políticas que consideran a la escritura como parte indisoluble de la lectura, permiten trabajar desde un nuevo lugar, en el que el lector no es solo un receptor pasivo, sino también un creador.

Durante los 18 años del concurso de cuentos breves “Santiago en 100 palabras”, hemos podido comprobar cómo desde la escritura es posible generar nuevos lectores, estableciendo un vínculo desde la experiencia con ésta, y entendiendo a las personas como sujetos activos en la generación de cultura.

Carmen García Palma
Directora Fundación Plagio

Opinión: «Si no puedes contra ellos, úneteles»

«Si no puedes contra ellos, úneteles»

Lunes 4 de febrero de 2019, J.J. Cruz, Segunda mirada, La Segunda.

La apertura de «Recoletras» ha abierto una serie de interesantes debates: acerca del precio de los libros en Chile, de la estructura de costos de la industria, y de si es mejor bajar los precios al público o fomentar las bibliotecas públicas e incentivar desde niños el gusto por la lectura.

Hay algo, eso sí, que claramente no está en discusión: la imbatibilidad de ley de la oferta y la demanda. Una crónica publicada el domingo en Artes y Letras señala que el jueves, en la entrada de la librería popular de Recoleta, había una docena de personas haciendo fila para entrar (algo poco usual para un negocio de este tipo), pero que, adentro del local, libros casi no quedaban: en los dos primeros días después de la apertura, los compradores habían aprovechado los precios populares para llevárselos casi todos. La estrategia del alcalde Jadue puede resultar exitosa, pero no da cuenta tanto de un éxito del socialismo sino, más bien, de lo inútil que es luchar contra las fuerzas del mercado.

Biblioteca Nacional Digital: patrimonio a solo un clic

bnd

Biblioteca Nacional Digital: patrimonio a solo un clic

Lunes 4 de febrero de 2019, Daniela Silva Astorga, Cultura El Mercurio

Más de 280 mil archivos ofrece la plataforma web de nuestro principal centro bibliográfico, que cumple cinco años. Aquí, los logros y pendientes de esta plataforma, que depende del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.

Aunque ya a comienzos de los años 2000 la Biblioteca Nacional (BN) cimentaba su presencia en la web -con los populares sitios Memoria Chilena y Chile para Niños-, el salto decisivo ocurrió en 2013 con el estreno de la Biblioteca Nacional Digital (BNd).

Era una plataforma virtual pionera, que, a modo de gran paraguas, aglutinaría la oferta de esas dos páginas de contenidos editorializados con todos los demás recursos digitales de la institución. Desde entonces, y a través de una sola búsqueda, los usuarios podrían acceder no solo a referencias de títulos del catálogo, sino que también a miles de documentos, imágenes, videos o audios en formato digital. Archivos que, además, quedaban disponibles para descarga gratuita, si estaban en el dominio público. La iniciativa se lanzó durante los festejos por los dos siglos de la BN.

Han pasado cinco años desde ese hito y el crecimiento del sitio Bibliotecanacionaldigital.cl -cuyo presupuesto anual es de $200 millones- ha sido exponencial, según cuenta Roberto Aguirre (1968), quien está a su cargo como jefe del Departamento de Colecciones Digitales de la BN. «Ahora -explica- ofrecemos más de 280 mil archivos. Como vamos subiendo todo lo que digitalizamos y recibimos en donación o por depósito legal electrónico, nuestra oferta ha crecido en un 10% cada año».

Frente a las visitas, si durante su primer semestre de funcionamiento recibieron a 28.285 usuarios, actualmente se contabilizan más de 40.000 visitantes al mes. Una masa que, durante 2018, descargó gratis más de 108 mil archivos y visitó 1.394.084 páginas desde la plataforma, cuyo espacio de almacenamiento actual es de 300 TB ( terabytes ).

Múltiples contenidos

«La BNd es un pilar fundamental de la Biblioteca Nacional, porque fomenta la democratización del acceso a valiosas colecciones», comenta Carlos Maillet, director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, del que depende la institución.

Y basta ingresar al sitio para verse enfrentado a un monumental universo de contenidos -tanto, que la búsqueda puede ser compleja-. Como referencia, al escribir Vicente Huidobro en la barra de exploración, aparecen más 660 resultados, la mayoría manuscritos y recortes de referencias críticas.

Mientras que al teclear Valparaíso, el volumen es incluso mayor: más de 8.400 documentos digitales, entre fotografías, textos, videos, manuscritos y audios. Y asimismo, buceando, es posible hallar -entre miles de cosas- un manuscrito de «Alamiro» (1965), de Adolfo Couve; cartas de Carlos Pezoa Véliz, y partituras de Ramón Carnicer. O explorar la oferta de 14 fondos y colecciones, junto con el Archivo de la Web Chilena -que rescata, antes de su desaparición, sitios de relevancia histórica-, una rica sección de mapas, y Memoria Chilena o Chile para Niños. Siempre, ante dudas, está disponible un bibliotecario en línea.

«La riqueza de la Biblioteca Nacional Digital es que muestra todo lo que tenemos en las colecciones -entre investigaciones, sitios de contenidos, documentos, imágenes, registros audiovisuales y sonoros-. Pero también existe la opción de pesquisas acotadas. Por ejemplo, al indagar en el Archivo Fotográfico se encuentran solo imágenes», afirma Aguirre. Y lo mismo ocurre al aplicar filtros de consulta.

Lo que muchas veces se extraña al buscar son los libros: aparecen menos títulos históricos de los que el usuario quisiera. Y aunque eso depende de si los libros están en el dominio público o no -como para poder escanearse y estar en línea-, también se ve determinado por un déficit de la plataforma: todavía falta enlazar de manera más fina los contenidos de la Biblioteca Nacional Digital con los de, por ejemplo, Memoria Chilena.

Así, como referencia, el volumen «Chile arte actual», de Milan Ivelic y Gaspar Galaz, solo aparece en este último sitio -descargable gratuitamente-, y no así en la plataforma madre.

Al respecto, Aguirre comenta: «Estamos trabajando para mejorar las conexiones entre los sitios, porque los cruces de información son muy importantes para el usuario. Entonces, en los contenidos de Memoria Chilena estamos incluyendo un link de bibliografía complementaria que lleva a la Biblioteca Nacional Digital (lo que se puede ver ya en el minisitio ‘Prensa escolar’), y, viceversa. Es una tarea que emprenderemos durante 2019». Junto con la creación de un servicio OAI (Open Archives Initiative), para la transferencia de datos que podrán ser utilizados por otras bibliotecas.

Otras mejoras recientes, con las que se celebraron los cinco años de la BNd, son la inclusión en la web de los archivos de Literatura Oral y de Láminas y Estampas, y la implementación de un nuevo visor, que permite examinar de manera más cómoda y nítida los archivos.

«Pero este nuevo visor también soluciona los problemas de compatibilidad que teníamos con algunos navegadores, mejora el despliegue de los archivos en los celulares, y presenta, muy a mano, los metadatos y la información del catálogo bibliográfico. Ahora, con el formato TIF Piramidal, que es de gran calidad y no tanto peso, es posible hacer zoom y mirar con más detalle», comenta, contento, Aguirre.

¿Librería popular o mejorar las bibliotecas? Jadue divide al mundo de las letras

¿Librería popular o mejorar las bibliotecas? Jadue divide al mundo de las letras

Lunes 4 de febrero de 2019, Equipo de Crónica La Segunda.

¿Qué es mejor, priorizar los recursos en una biblioteca popular o mejorar las librerías municipales? Seis intelectuales del mundo de las letras se dividen entre quienes creen que la iniciativa del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, perjudicará a los pequeños libreros y los que piensan que deben armonizarse las dos ideas. En México se da un debate similar al de Chile, donde el gobierno de izquierda de Andrés Manuel López Obrador presentó su Estrategia Nacional de Lectura, a la que, según opiniones recogidas por El País, se le critica por eventuales perjuicios a los libreros, pero sobre todo, porque libros más baratos no garantizan un aumento de la lectoría.

Aquí, Pedro Cayuqueo resalta que hay comunas que no tienen librerías y María José Viera-Gallo quiere expandir la idea de Jadue, mientas que Francisco Ortega cree que de una eventual baja en los precios sólo podrían salir inmunes las grandes cadenas.

Ema de Ramón, historiadora del Arte: “Una linda combinación entre las dos cosas”. “Nos gusta tener libros que sean nuestros o que uno pueda regalar. Pero uno nunca podrá comprar la cantidad de libros que tiene una biblioteca y que se van renovando. A mí me parece una linda combinación entre las dos cosas: fomentar el amor a la lectura con libros propios y a la vez que haya bibliotecas donde uno pueda encontrar todo lo que se le ocurra”.

Francisco Ortega, periodista y escritor: “La idea afecta los libreros más chicos”. “La idea de Jadue es excelente, pero levanta un debate sobre el valor del libro que afecta a los estamentos más débiles de la cadena que son los libreros, sobre todo los chicos. Esto es un problema que puede terminar cerrando librerías. Hay un montón de comunas que no tienen buenas bibliotecas municipales. Bacán que todo el mundo tenga acceso a comprar, pero creo que la prioridad son las bibliotecas”.

Sergio Parra, librería Metales Pesados: “Lo raro del proyecto es que no tiene distribución cultural”. “Es mejor fortalecer las bibliotecas públicas, de los colegios y de los liceos. Estamos pasando por el momento cultural más bajo desde el regreso a la democracia y una librería no puede sostenerse solamente en un libro más barato. Eso es lo raro de este proyecto, que no tiene distribución cultural, está solamente en el precio. No están involucrados los escritores, los académicos”.

Rafael Gumucio, escritor: “Las municipalidades están para las bibliotecas”. “Es mejor priorizar el financiamiento de las bibliotecas municipales. Me gustan las librerías, tengo una muy buena relación con ellas, pero las municipalidades están para fomentar las bibliotecas. Al mismo tiempo, creo que sería bueno subsidiar el libro para la gente que trabaja con ellos; es decir, gente como los profesores o los estudiantes. Un ejemplo de ello sería quitar el IVA para alumnos y profesores”.

María José Viera-Gallo, escritora: “Que al Estado se le ocurra una editorial popular”. “La librería rompe una lógica de mercado muy cruel con el libro, porque, salvo algunos puntos, hay escasez de librerías. Acerca el libro al vecino y fomenta la biblioteca municipal. Retoma una política a favor del libro barato y de acceso a la gente que fue interrumpida durante la dictadura. Cuando al Estado se le ocurra hacer una editorial popular serán palabras mayores a favor del libro.

Pedro Cayuqueo, escritor: “No existen librerías en todas las ciudades”. “Es un falso dilema, las bibliotecas se complementan con las librerías. En Chile no existen librerías en todas las ciudades; hay un listado que no supera las 400 y gran parte de las cuales está en la zona centro de la R.M. Aplaudo la librería popular, porque Recoleta contaba sólo con una librería en el Patio Bellavista. Entonces, suple una necesidad. Tengo 7 libros y todo lo que fomente la lectura lo encuentro estupendo”.

Opinión: «Libreros»

Carta publicada el Lunes 4 de Febrero de 2019 en el diario El Mercurio.

Señor Director:

En el artículo publicado ayer denominado «Caros, baratos o justos: ¿cuánto valen los libros en Chile?» (E2 y E3) se discute respecto a la librería popular Recoletras. El autor afirma que la gracia de este proyecto es que el alcalde ideó la fórmula para ahorrarse al librero y así conseguir un libro más barato. Como si el librero no agregara nada.

El filósofo francés Jean-Luc Nancy, en su ensayo «El comercio de los pensamientos», afirma que «el librero es un librador de libros: los extrae, los expone, los pone en situación de sostener su papel de sujetos»; o sea, nuestra labor no es solo acumular libros en un anaquel, pagar las cuentas, envolver regalos, prender el aire acondicionado y lucrar.

Nuestra labor es mediar entre los lectores y el sujeto-libro; es seleccionar aquellos títulos que creemos despertarán curiosidades, deseos y expectativas, convirtiendo al libro en el objeto de la lectura.

Si nosotros expusiéramos todo lo que las editoriales nos quieren enviar (como hace Recoletras), estaríamos atiborrados de libros que no necesariamente son del interés de nuestros clientes.

El proyecto Recoletras no es más eficiente que otras librerías. Es solo una librería que no se autofinancia, que no da boleta y cuyos costos operacionales son pagados con fondos municipales.

El alcalde afirma que la gente no lee porque el libro es caro. Como propietaria de una librería ubicada en uno de los barrios con mayor poder adquisitivo de Chile, puedo afirmar que no es un problema de precio, es un problema de hábito, de fomento de la lectura. Autores de renombre como Kafka, Carrère o Capote valen en cualquier librería $8.000; o sea, dos combos de McDonald’s.

Si no hay librerías en algunas comunas sugiero que los alcaldes se pregunten las razones. ¿Será porque está lleno de libros piratas o robados en sus cunetas? ¿O será porque los planes de fomento de lectura en sus escuelas municipales son insuficientes?

Sugiero concentrarse en la última pregunta para que así haya más lectores potenciales en su comuna que justifiquen instalar allí una librería no estatal en el futuro.

Macarena Fernández R.

Librería Los Trapenses