La mirada de Paula Larraín, nueva Subdirectora de Bibliotecas:
Pandemia y lectura: coletazos inesperados
¿El “virus de los libros” se expandió durante la cuarentena? Algo de eso parece haber. Este año, los préstamos de la Biblioteca Pública Digital registraron un llamativo aumento del 56 por ciento, en comparación con el año 2019. La nueva subdirectora de Bibliotecas Públicas comenta este crecimiento y habla sbre booktubers, lectura colectiva y los protocolos para la reapertura de bibliotecas, que incluyen cuarentenas para los libros.
Domingo 11 de octubre de 2020, Elena Irarrázabal Sánchez, Artes y Letras de El Mercurio.
Miedo e incertidumbre son algunos de los sentimientos que ha generado la crisis del coronavirus. Pero también la pandemia ha tenido efectos imprevistos y de carácter positivo. El encierro parece haber impulsado a millones de personas a leer más y a explorar los formatos digitales de lectura. Además se han multiplicado los encuentros colectivos para hablar de obras, autores y lecturas, a través de Zoom u otras modalidades.
En Europa, el viejo “Diario del año de la peste” de Defoe volvió a ser un best seller y en España un ensayo sobre la historia de los libros se convirtió en sorpresivo superventas durante la pandemia (ya lleva 18 ediciones). Además, en varios países se ha registrado un explosivo aumento de las ventas en las librerías que han reabierto. Armados con litros de alcohol gel, muchos lectores siguen prefiriendo el papel y han salido a comprar los libros de Elena Ferrante o de Pérez Reverte, por citar algunos de los más esperados.
Sobre pandemia, lecturas y bibliotecas conversamos con Paula Larraín (43), la nueva subdirectora del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas del Ministerio de las Culturas. Acaba de asumir su cargo, pero no es una novata en estas lides. Se desempeñaba como secretaria ejecutiva del Consejo Nacional del Libro desde febrero de 2016 y antes fue gerente de Biblioteca Viva (de la Fundación la Fuente) entre 2012 y 2015.
Desde hace pocos días, Larraín está a cargo de las 456 bibliotecas públicas del país, incluidas las bibliotecas regionales. También de la Biblioteca Pública Digital (BP Digital), creada en 2013 y que permite que toda persona que posea un RUT pueda inscribirse y solicitar más de 60 mil libros por 14 días, que se descargan gratis en el celular, computador o tablet . Tras dos semanas, los libros desaparecen, salvo algunos que pueden descargarse indefinidamente.
-Aunque no haya cifras definitivas, ¿se leyó más durante la pandemia?
“Sin duda. Lo muestran las cifras de la BP Digital, que entre enero y agosto de 2020 registran un aumento del 56 por ciento comparado con el mismo período del año anterior. También este año se registra un gran crecimiento -51 por ciento- de los usuarios activos. Creo que la lectura ha sido fundamental para sobrellevar el confinamiento. Ha sido un punto de inflexión, un salto importante. Tanto las cifras de la BP Digital como las de otras plataformas culturales muestran la necesidad que han sentido las personas de acceder a contenidos culturales. Además, diversos estudios internacionales dan cuenta de un aumento en la lectura en este período”.
-¿Hay alguna biblioteca pública abierta?
“Aún no. Pudimos abrir unos días la Biblioteca Regional de Aysén, en la ciudad de Coyhaique, pero luego la debimos cerrar porque la ciudad volvió a una fase anterior. Pero estamos preparados y tenemos listo el protocolo sectorial de bibliotecas para cuando se puedan realizar las reaperturas. Por cierto, estos protocolos deben ser aplicados de acuerdo a las realidades de cada biblioteca y pueden ser modificados si el Minsal establece nuevas directrices”.
-No es asunto fácil la desinfección de los libros o acoger al público infantil.
“Estos protocolos contemplan todos los resguardos para el cuidado de los usuarios y de nuestros funcionarios. Entre muchas otras medidas, se consideran las ‘cuarentenas bibliográficas’, ya que sabemos que los libros pueden ser vectores de contagio. Por eso, tras ser usados y devueltos, permanecerán en buzones específicos durante un período en que no tendrán circulación. En los protocolos se consideran fases de apertura de los distintos espacios y diferentes niveles de aforo, entre otras medidas”.
-¿Y qué pasa con los Bibliometro?
“Es bueno contar que nuestro servicio de autopréstamo está operativo, por lo que invitamos a conocer y utilizar los dispensadores de las estaciones Inés de Suárez, Ñuñoa, Lo Valledor y Cerrillos de la Línea 6”.
Booktubers y lectura colectiva
Paula Larraín se ha desempeñado en una serie de espacios vinculados al libro: coordinó el Programa de Fomento Lector de la Biblioteca de Santiago (2007-2012) y estuvo a cargo de la red nacional de bibliotecas de Infocap, establecidas en campamentos y villas. Pero la experiencia que le mostró inicialmente su camino fue cuando estaba recién egresada (se formó en la UC como profesora de Educación Básica) y le tocó armar un centro de lectura infantil en un colegio subvencionado. “De ahí no salí más de las bibliotecas”, cuenta con una sonrisa.
De sus diferentes experiencias, relata que una lección clave que ha sacado es tener siempre presente que las bibliotecas “son espacios comunitarios y democráticos. Su funcionamiento se deben pensar y gestionar de manera participativa”. Lo ejemplifica con una experiencia en la Biblioteca de Santiago. “Los diarios y revistas estaban en un tercer piso, pero había muchos adultos mayores interesados, por lo que se habilitó una zona en el primer piso para que pudieran acceder fácilmente. El diseño debe hacerse en función del usuario”.
Lectora perseverante en sus ratos libres -“estoy en un club de lectura virtual y ahora estamos leyendo a Joan Didion y Amélie Nothomb”-, tiene una hija que se llama Julieta, quien antes de que naciera ya tenía muchos libros que le había escogido su madre, como obras de Oliver Jeffers y María José Ferrada.
-Para promover la lectura en generaciones más jóvenes, ¿piensas que los booktubers pueden jugar un rol importante?
“Muchos estudios dan cuenta de la importancia de la recomendación de lecturas entre pares y pienso que las redes sociales digitales son excelentes medios para difundir y generar diálogos, como se ha demostrado en estos meses de pandemia. Entre los book tubers chilenos están Diego Valdés, Laura Mera y Fran Urriola, a través de YouTube o Instagram”.
-¿Qué prácticas de lectura le parece que hay que desarrollar más, porque brindan posibilidades interesantes en estos tiempos difíciles para la lectura?
“Creo mucho en los espacios colectivos de lectura, como los que promueve el Plan Nacional de Lectura. Entre ellos puedo mencionar los ‘Diálogos en movimiento’, que son procesos de lectura mediados, que culminan en un encuentro con el autor o la autora de la obra leída. También clubes de lectura, diálogos con autores y con ilustradores, que pueden desarrollarse de manera presencial, virtual o mixta”.
“De hecho, se está firmando un convenio entre la Subsecretaría de Cultura y el Servicio del Patrimonio Cultural para dotar a la BP Digital con más de 15 mil ejemplares de libros de autores chilenos. La idea es realizar proyectos y programas de fomento lector con estas publicaciones de autores nacionales. Queremos ampliar los servicios de la BP Digital y que no sea solo una instancia donde se piden libros. Una biblioteca no solo debiera ser un punto de préstamo, sino ofrecer una diversidad de servicios y actividades, tanto virtuales como presenciales”.
De Parinacota a Magallanes
Durante la gestión anterior a la de Paula Larraín, a cargo de Gonzalo Oyarzún (2010-2019) se planificaron e inauguraron varias bibliotecas regionales. Se trata de grandes y modernos espacios (a veces en edificios de valor patrimonial remodelados) destinados a la lectura y a actividades comunitarias. Y la labor continúa. “La Biblioteca Regional de Arica y Parinacota está en etapa de diseño. Magallanes -con biblioteca y archivo regional en el mismo edificio- está para ejecución de obras, al igual que en las bibliotecas de Los Lagos y La Araucanía”, explica Larraín.
-Más allá de la pandemia, ¿cómo visualiza el futuro de las bibliotecas? ¿Cómo evolucionar sin convertirse en otro cibercafé de la ciudad?
“Es imprescindible que las bibliotecas se constituyan como espacios comunitarios donde se facilite el encuentro entre personas con diferentes historias, intereses y sueños, garantizando la lectura como un derecho. Que sean espacios para leer un libro, emocionarse por una película, encontrarse con un amigo, leer el diario o jugar un rato”.
“Entre nuestras propias bibliotecas destaco la Biblioteca de Santiago y las regionales de Antofagasta o Coquimbo. También admiro la iniciativa de las bibliotecas ‘Parques de Medellín’ en Colombia. Se instalan en barrios que a veces son complicados, en espacios de primer nivel, que muchas veces van asociados a teatros o parques públicos. De esta forma las bibliotecas se convierten en polos culturales y urbanos”.
Los libros más pedidos en formato digital
Una mezcla variopinta y sorprendente de libros muestran los listados de las obras más solicitadas entre enero y agosto en la Biblioteca Pública Digital. En la cumbre aparece “1984” de George Orwell (3.363 préstamos), seguido de “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen (2.110) y “Sapiens” de Noah Harari (2.037). También aparecen, entre otras publicaciones, la Constitución chilena, “Héroes” de Jorge Baradit, “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño, “Un cuarto propio” de Virginia Woolf, “Cumbres borrascosas” de Emily Bronté y “Relatos de una mujer borracha” de Martina Cañas. En el formato de audiolibros destacan Carla Guelfenbein con “La estación de las mujeres” y Stephen King con “El misterio de Salem’s Lot”.
Con el objetivo de ampliar sus actividades, este año la BP Digital realizó la segunda versión de su “Club de lectura digital inclusivo”. Esta iniciativa contempla encuentros en torno a distintas obras, también disponibles en audiolibros. Las reuniones cuentan con un intérprete en lengua de señas. Más de 40 asistentes han participado en cada una de sus cinco sesiones, entre ellas personas con dificultades visuales y auditivas. Este año estuvo invitado el escritor chileno Alejandro Zambra, autor de “Formas de volver a casa”, uno de los libros que se leyeron en el club.
Entre las lecturas infantiles y juveniles más demandadas en la B PDigital figuran “El Principito” de Saint-Exupéry, “Chilenas rebeldes” de María José Cumplido, “A dos metros de ti” de Rachael Lippincott, “Lulú quiere ser presidenta” de Josefa Araos, “Cómo ser una bruja moderna” de Gabriela Herstik, “25 cuentos mágicos para leer en cinco minutos”, “Mujercitas” de Louise Mary Alcott y “Nicolás tiene dos papás” de Leslie Nicholls. Desde el año pasado, la oferta de la BP Digital se complementa con las posibilidades que ofrece la nueva Biblioteca Escolar Digital del Mineduc, con lecturas para niños de educación básica y media, abiertas especialmente a alumnos de colegios municipales.
“Creo mucho en los espacios colectivos de lectura. Virtuales, presenciales o mixtos”.
“La recomendación entre pares es un excelente medio para difundir la lectura. Por ejemplo, a través de las redes sociales”
“La lectura ha sido fundamental para sobrellevar el confinamiento. Las personas sintieron la necesidad de acceder a contenidos culturales”, dice Paula Larraín.
Para la reapertura de bibliotecas se consideran ‘cuarentenas’ para libros usados y devueltos, que permanecerán en cajas y no tendrán circulación durante un período.
En el mes de abril de la pandemia se registró el mayor incremento en los préstamos de la Biblioteca Pública Digital. Entre enero y agosto los pedidos crecieron un 56% respecto de 2019.
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