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Fomento lector entre la arena y el mar: las iniciativas que recorren Chile

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Fomento lector entre la arena y el mar: las iniciativas que recorren Chile

Martes 5 de febrero de 2019, María Soledad Ramírez R., Cultura El Mercurio

Para muchos, leer en la playa es el único momento en el año en que se toma un libro. Esa actitud distendida, con el sonido del mar como fondo, parece ser el momento ideal para dar cabida a la lectura. Aprovechando el momento es que varias iniciativas se han creado para promover la lectura durante el verano, sobre todo, en los más pequeños.

Así, la semana pasada, el Ministerio de Educación lanzó la biblioteca móvil Leo Primero por Chile, en el marco del plan de lectura para que todos los niños de primero básico aprendan a leer y como forma de promover la Biblioteca digital escolar, que tiene tres mil títulos para descargar. Estos espacios móviles son dos, uno se está desplazando hacia el norte y el otro hacia el sur, tanto en playas como ciudades. Tienen espacios de lectura y para realizar actividades como cuentacuentos.

Mañana estará en Cartagena; el miércoles, en Las Cruces, y luego se estacionará, cada día de esta semana, en El Tabo, El Quisco y Maitencillo, para terminar, el domingo, en Papudo. La otra semana se moverá hacia la Región de Coquimbo, partiendo el lunes en Pichidangui, y así hasta fines de febrero, visitando todas las regiones norteñas. Hacia el sur, mañana estará en Rengo, luego en Rancagua; el jueves pasará a Duao, Región del Maule, para seguir hacia Iloca, Constitución y Pelluhue, el domingo. Terminará en Ancud, el 28 marzo.

Con seis años de existencia, el proyecto Caleta de Libros ha visitado diferentes playas del país, pero ahora existe de forma permanente en Cartagena y Coquimbo, como espacios tanto de fomento lector como de actividades comunitarias, con apoyo financiero de diferentes entidades.

«Caleta de libros presta libros de manera simple, expedita y rápida. Pero somos mucho más que eso. Junto al libro aparece la comunidad de escritores, actores, organizaciones ambientales, y todas tienen cabida en este espacio, que busca dar voz a toda la comunidad, invitarla a reflexionar, cuestionarse y disfrutar la cultura en un nuevo formato», señala Fernanda Arrau, directora ejecutiva de Creamundos, la corporación creadora de esta iniciativa.

Caleta de Libros Cartagena funciona en la terraza de la Playa Grande de este popular balneario, de miércoles a domingo, entre las 14:00 y las 21:00 horas. Entre otras actividades que se realizan ahí, este sábado se presentará la compañía de teatro de improvisación Lospleimovil, con la obra «Tardes de Improvisación», a las 19:30 horas. Por su parte, Caleta de Libros Coquimbo está en el sector el remanso de la playa La Herradura y abre de miércoles a domingo, de 11:00 a 19:00 horas. Todos los días hay cuentacuentos, a las 18:00 horas, y el domingo, teatro experimental de la Universidad de La Serena.

Todos los viernes, desde las 15:30 horas, la Biblioteca Regional de Antofagasta ha decidido salir a la calle. Se ubican en la explanada frente al mar, hasta marzo. «Hemos tenido harto éxito. La idea es poner puntos de encuentro de cultura y de lectura para la ciudadanía, en el rato en que están disfrutando en familia en la playa», señala Gisela Schartau, coordinadora de extensión cultural y comunicaciones de la biblioteca.

Otra experiencia es la que ocurre en la playa Socos de Tongoy, donde la biblioteca pública N° 323 «David León Tapia» saca sus libros a la arena. «Trabajamos entre 70 y 100 títulos, de tipo infantil, novelas, revistas, entre otros», señala la encargada del programa BiblioRedes, Ingrid Wells. Agrega que generalmente prestan unos 30 libros, y que solo han perdido uno.

Editorial de El Mercurio: «Precio del libro en Chile»

Precio del libro en Chile

Editorial de El Mercurio publicado el Martes 5 de Febrero de 2019.

Asumir los costos de librería con fondos municipales implica una eventual competencia desleal.

La inauguración de una librería «popular» en la comuna de Recoleta, subvencionada por el municipio que lidera el alcalde Daniel Jadue, ha provocado justificadas aprensiones en el mundo del mercado del libro nacional. Se trata este de un mercado pequeño pero altamente competitivo, pues a los locales físicos de venta minorista se han sumado en los últimos años los portales de internet, que trabajan con un modelo de costos que les permite hacer importantes descuentos, no muy diferentes, de hecho, de los ofrecidos por la nueva librería de Recoleta. Esto, con la salvedad importante de que esos menores costos, en el caso de las ofertas en línea, son asumidos por sus propietarios.

El precio del libro en Chile está formado básicamente por cuatro factores: derechos de autor, impresión, distribución y venta, que en términos porcentuales se distribuyen, respectivamente, en 10, 30, 20 y 40 por ciento. Son guarismos que pueden variar en cada caso particular, pero ellos indican una tendencia que se ha mantenido desde hace varias décadas. En esta distribución no está contemplado el IVA, por lo que ese factor se suma al precio al final de la cadena.

Distinta es la realidad del precio del libro importado, cuyo valor sube sensiblemente por los costos de transporte e internación. Hay áreas como el mundo de la narrativa que requieren estar siempre al día en sus ofertas, o el grupo de los textos técnicos que se ven inevitablemente afectados por esta situación, más aún si las partidas de ejemplares no suelen ser masivas. Ello, aunque hace años este producto también vive una intensa competencia de las librerías online de libros físicos y de ebooks.

Puede afirmarse que hay en este sector una saludable libertad de precios que permite al consumidor elegir entre distintas alternativas, donde son decisivas las numerosas ferias organizadas por los gremios, que cubren prácticamente todo el año mediante distintas iniciativas y que actúan como un complemento eficiente para el equilibrio de precios. Todo, dentro de la realidad estrecha que impone un mercado pequeño como el chileno, imposible de comparar con las situaciones de países como Argentina, México o España, centros neurálgicos de la vida editorial del mundo iberoamericano.

Este diagnóstico fue el que mantuvo la política del libro del último gobierno de Bachelet, que en vez de proponer la eliminación del IVA, que nunca estuvo en su programa, promovió de manera intensa, y con buenos resultados, la internacionalización de las editoriales chilenas a través de una activa participación en ferias internacionales, buscando así masividad y nuevos mercados.

Todo ello escapa de los criterios que busca imponer el alcalde de Recoleta, quien al eliminar el margen de ganancia del librero y asumiendo los costos de la librería con fondos municipales, da una señal que podría calificarse como de competencia desleal y antimercado, dañando de paso la imagen del librero, pues este no margina un 40 por ciento, sino una fracción menor, después de asumir los costos de gestión de su local.

Opinión: «Recoletras»

Martes 5 de febrero de 2019, Correo La Segunda

«Recoletras»

Señor Director:

Con el anuncio de apertura de “Recoletras”, varias críticas surgieron desde la opinión pública, y en particular de libreros y editores que cuestionaron la iniciativa del alcalde Jadue. Cabe decir que todas ellas con razón.

La librería popular de Recoleta viene a transgredir toda una historia jurisprudencial en Chile en que se ratifica la preferencia que hace el constituyente por los particulares sobre los órganos del Estado, incluidas las municipalidades, para el desarrollo de actividades económicas (preferencia que encuentra resguardo en mecanismos jurídicos como el “amparo económico”).

Por ello es que debe mirarse con escepticismo el cada vez más creciente intervencionismo estatal fundado en la idea de una “función social”, toda vez que aquél puede llegar incluso a significar una violación a derechos fundamentales.

Felipe Castro Azócar.