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Futuros profesores tienen baja habilidad lectora: muchos no comprenden un paper académico

Estudio de la UC y U. de los Andes se publicó en la revista Frontiers in Psychology

Futuros profesores tienen baja habilidad lectora: muchos no comprenden un paper académico

Si bien este es un problema transversal entre los estudiantes del país, se vuelve crítico entre quienes estudian carreras de Pedagogía, por ser ellos los encargados de formar y promocionar el gusto por la lectura entre las nuevas generaciones. Algunos ingresan a la carrera con un nivel de comprensión lectora de quinto básico.

M. Cordano, Educación El Mercurio, Domingo 12 de mayo de 2024.

Dos años antes de egresar del colegio, el 50% de los estudiantes en Chile no dominan los contenidos mínimos que se esperan en Lectura, según datos del último Simce.

Leer “es la base para cualquier nivel de la educación superior y las universidades estamos teniendo gran dificultad para que los estudiantes avancen en sus programas”, escribió hace unos meses Hugo Lavados, rector de la U. San Sebastián, a través de una carta al Director en la que lamentaba esta situación.

Pelusa Orellana, académica de la Escuela de Educación de la U. de los Andes y directora académica de su Centro de Investigación e Innovación en Lectura CIIL, confirma que “los alumnos llegan con déficit, con un nivel de habilidades que no es suficiente para las demandas que exige la universidad”.

Ante este panorama poco alentador, la investigadora quiso poner un foco específico en el caso de quienes estudian para ser futuros profesores. “Son las personas que van a enseñar a leer a los niños, que van a enseñar sobre comprensión lectora. Por lo tanto, debiesen ser muy competentes en esa área”, dice.

Para su estudio, Orellana trabajó con 72 estudiantes cursando su primer año en distintas carreras de Pedagogía, evaluando —además de sus niveles de comprensión lectora—, datos como su puntaje en las pruebas de admisión universitaria, sus notas académicas y sus hábitos lectores. Junto con encuestas y focus group, también se hizo un seguimiento después de tres años de carrera.

Textos incompletos

Si bien la muestra de casos es pequeña, los resultados del estudio se suman a “antecedentes de larga data que hablan de bajos resultados obtenidos por profesores no solo en lenguaje, sino también en matemáticas”, señala Mónica Silva, académica de la Escuela de Administración de la U. Católica y otra de las autoras de la investigación, que se publicó en Frontiers in Psychology.

Allí se explica que en este caso, los datos evidencian “que los estudiantes tienen bajo desempeño en lectura, y que mejoraban muy poco a lo largo de los años de universidad”, resume Orellana.

Según la información recopilada, el nivel de lectura promedio de los estudiantes estaba por debajo del nivel de complejidad de los textos que requerían poder entender en su primer semestre. Y aunque en el último año se veían avances significativos en comprensión lectora, el nivel de lectura logrado continuaba siendo inferior a las exigencias de los textos acordes a ese nivel.

“Lo que se espera es que sean capaces de leer un texto con cierto nivel de dificultad, complejidad semántica y sintáctica similar. Es decir, un paper académico, porque en última instancia, eso es lo que lee una persona adulta con estudios universitarios. Es efectivamente una lectura más compleja, pero tampoco es algo tan difícil”, dice la académica.

En ciertos casos, los datos mostraron resultados que se asociaban con los de grupos escolares. “Creo que ninguno de nosotros esperaba que los alumnos que ingresaban a Pedagogía tuvieran un nivel de comprensión lectora equivalente a un 5° básico”, lamenta Silva.

La investigación también reveló hábitos como que “los alumnos muy rara vez leen un texto completo, sino más bien se reparten las páginas”, agrega Pelusa Orellana. “No existe la idea de entender que para aprobar un curso, tú tienes que leer las lecturas asignadas, que estas son parte de los contenidos”.

Paradoja

Esto último llama la atención, considerando que estudios previos de la autora muestran que “los estudiantes chilenos universitarios le dedican más tiempo a la lectura académica que a la lectura recreativa”, explica.

En el caso de quienes estudian para ser futuros profesores, los alumnos “reconocen que la comprensión lectora es una habilidad importante para tener éxito en los estudios y mantenerse al día, pero a la vez reconocen que no leen. Es paradójico”, plantea Mónica Silva.

Una encuesta previa encabezada por Valeria Arriaza, académica de la U. Autónoma de Chile sede Talca, investigadora posdoctoral del Núcleo Milenio para la Ciencia del Aprendizaje MiNSoL y especialista externa a este estudio, concuerda con que los futuros docentes del país —en este caso cursando las carreras de educación parvularia y básica— consideran importante leer, pero no tienen el hábito de hacerlo. “Señalan, por ejemplo, que no tienen tiempo para leer, pero después dicen que tampoco suelen hacerlo cuando están de vacaciones”, comenta Arriaza.

“En nuestra revisión también nos enfocamos en la formación que tenían en literatura infantil y juvenil, algo que se espera que después promuevan. Y también hay poco de aquello”, expresa. “Uno no puede entregar lo que no posee; los futuros profesores están llamados a incentivar la lectura, pero como no tienen ese hábito, es difícil que tengan las herramientas para promoverla. Para fomentar la lectura, es importante dominar cierta cantidad de textos (…) y si el abanico de lecturas es poco, se reducen los recursos pedagógicos”.

Los futuros profesores que participaron en el estudio, provenientes de carreras como Educación de Párvulos, Pedagogía en Educación Básica y Pedagogía con mención en una segunda lengua, dicen reconocer la importancia de leer, pero no hacen de ello un hábito.

Siguientes pasos

“La comprensión lectora hay que enseñarla de forma explícita en el sistema escolar. Esto supone una ejercitación guiada, con distintos niveles de andamiaje que muchas veces no se da”, responde Pelusa Orellana cuando se le pregunta cuál es el camino a seguir ante los resultados que evidencia el estudio.

Tras múltiples observaciones empíricas y distintas investigaciones en el tema, tanto a nivel nacional como internacional, se ha visto que en clases no suele haber mayor retroalimentación ni un modelaje adecuado si se trata de comprensión lectora. “Eso nos falta en Chile. Incluso a nivel universitario no se lo modelamos muchas veces a los futuros profesores, entonces es algo que pueden no tener a nivel escolar y que tampoco encuentran en la universidad. Se espera como que por ciencia infusa lo adquieran”, agrega.

A nivel escolar tampoco “se ha estructurado un plan de desarrollo de la comprensión lectora que tenga escalonados los niveles de dificultad de los textos que se leen, cosa que los alumnos vayan progresando”.

En cuanto a universidades, Mónica Silva recomienda evaluar constantemente el nivel de comprensión lectora y “proponerse también revisar las mallas de estudios de las carreras de educación. Hay una brecha enorme entre la complejidad de los textos que se le está exigiendo leer al alumnado en primer año y su nivel de comprensión lectora. Pretender que estudien textos que superan con creces su nivel de comprensión lectora es mera ilusión”.

Por su parte, Valeria Arriaza recuerda que “las universidades trabajan bastante con cursos de alfabetización académica, que nivelan en leer y escribir. Pero también es necesario la parte motivacional, vincularlo al placer, al gusto, a los intereses”. En ese sentido, una buena idea es que las bibliotecas organicen más actividades para dar a conocer sus propuestas, señala.

La comprensión lectora es una habilidad clave para los profesores, pero también para cualquier profesional. Para mantenerse al día en los avances, no solo en Pedagogía, sino en cualquier disciplina, es indispensable contar con un buen nivel”.
Mónica Silva, ACADÉMICA DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA

2 respuestas

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