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Cuatro experiencias que respaldan los grandes efectos de promover el amor por la lectura

A propósito del Día del Libro, especialistas recuerdan que leer es una habilidad transversal en los aprendizajes:

Cuatro experiencias que respaldan los grandes efectos de promover el amor por la lectura

Iniciativas locales que van desde fomentar la lectura en vacaciones hasta promover el goce lector con apps educativas o incluso a través de la TV, han mostrado tener buenos resultados.

M. Cordano, Educación, El Mercurio, Domingo 21 de abril de 2024.

Coincidiendo con las muertes de grandes figuras de la literatura como Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega, este martes 23 de abril se conmemora el Día Internacional del Libro, una festividad que se promueve desde Naciones Unidas con el objetivo de fomentar la lectura a nivel global.

En Chile, el tema sigue siendo una piedra de tope a nivel escolar, con cifras que dan cuenta de que los estudiantes leen poco y aún tienen dificultades para entender textos sencillos: el último Simce indica que 50% de los jóvenes de 2° medio se encuentran en el nivel insuficiente en Lectura, sin ser capaces de dominar contenidos mínimos del área.

La situación no mejora en educación básica, con datos previos de Fundación Familias Primero que señalan que en 5° básico, 73% de los niños no comprende lo que lee, mientras que dos cursos antes, el 11% de ellos es capaz de hacerlo.

Evaluaciones en 2° básico de la Agencia de la Calidad muestran que 62% de los estudiantes no comprenden lo que leen, agrega Mariana Sanfuentes, directora ejecutiva de la Fundación Sara Raier de Rassmuss, organización que trabaja para revertir estos números bajo la postura de que “la lectura es una habilidad transversal para todos los aprendizajes futuros y para todas las disciplinas”. Si los niños no aprenden a leer a tiempo, es “muy difícil que puedan aprender, lo que genera brechas, que luego también se traducen en menos oportunidades”.

Para cumplir con su misión, la fundación cuenta con el programa Alfadeca, que se implementa en 1° y 2° básico, en seis regiones del país, en escuelas públicas con alto índice de vulnerabilidad. Su método “combina la memoria visual y la auditiva” y acompaña a equipos docentes “a través de mentorías y visitas periódicas a las escuelas” donde se entrega material de aula, así como libros y guías para profesores.

También se cuenta con Trampolín, un recurso especial para niños con necesidades educativas especiales y en pandemia, adaptaron su programa a un formato televisivo: hasta hoy se transmite por NTV.

De forma lúdica

Como esta, a nivel país otras fundaciones se han puesto la tarea de sacar adelante a los escolares en temas de lectoescritura, entendiendo que más que lamentarse, es necesario actuar para resolver el problema. Por lo mismo, una clave es medir la eficacia de sus propuestas. La fundación Sara Raier, por ejemplo, aplicó en 2023 una medición mediante Decatest (herramienta validada por la consultora Oxford Measured) que mostró que 86% de los estudiantes que participaron en Alfadeca lograron ser lectores eficientes.

La Fundación Piñera Morel, en alianza con Desafío Levantemos Chile y Change Dyslexia, acaban de dar a conocer los resultados de “A leer jugando”, programa que se implementa desde 2022 en colegios de alta vulnerabilidad de la capital. Se enfoca en 3° básico y busca ayudar a enfrentar “las dificultades de dislexia mediante el uso de herramientas tecnológicas”, señala su directora ejecutiva, Magdalena Piñera.

En concreto, se trabaja con Dytective, una aplicación que busca mejorar las habilidades de lectoescritura mediante una colección de más de 42 mil ejercicios lingüísticos diseñados “para abordar las dificultades de lectura comunes entre los niños disléxicos hispanohablantes. La aplicación se diseñó para mejorar, entre otras cosas, la ortografía, la velocidad de lectura y el vocabulario de los participantes”, explica.

Piñera resalta que las tablets con esta app se usan siempre con control docente, solo dentro del aula y por un tiempo acotado, y que a eso se suma la promoción de una biblioteca móvil y un programa de apoyo a los padres, que entre otras cosas supone mandarles consejos para animar la práctica de la lectura (ver recuadro).

Una evaluación hecha por académicos de la U. College London, de Exeter y de Change Dyslexia, concluyeron que el programa mejora en “20% y 30% las probabilidades de tener altas aspiraciones académicas, de creer que se tienen más probabilidades de creer que su rendimiento es mejor y de que les guste la escuela”, dice Piñera. Esto, tanto en niños disléxicos como no disléxicos.

Otros buenos resultados se han visto a través del programa “Primero Lee” de Fundación Crecer con Todos, que se implementa de prekínder a 4° básico y que pone énfasis en la comprensión lectora y el fomento de vocabulario. ¿Su clave? “Intencionar muchísimo el gusto por la lectura y escritura”, comenta Loreto González, directora de programas y de implementación, quien agrega que para ello, entre otras cosas, todos los días se leen cuentos en voz alta, procurando que estos sean de distintas editoriales y aborden “muchísimos temas diferentes”.

A los profesores se les capacita con mentores que acompañan.

Mediciones de la U. de Chile indican que colegios que trabajan con su programa aumentaron en 10 puntos los resultados en pruebas de comprensión lectora y producción de texto, mientras que el Simce mostró un alza de 7,6% de un año a otro en establecimientos con “Primero Lee”.

Incluso intervenciones cortas, pero bien aplicadas, han mostrado incidencia. Es el caso del programa “Leer es Poderoso” de Fundación Familias Primero, que en vacaciones, trabaja en contextos vulnerables.

“Pasa mucho que en esa época los niños no tienen quien los cuide, se quedan solos o con un hermano que tiene un año más. A veces van a trabajar con sus papás que son, por ejemplo, temporeros”, dice Anne Traub, su directora ejecutiva.

De ahí que todos los días, por dos semanas, en invierno y verano y repartidos en varias regiones del país, su misión es trabajar el fomento lector con actividades lúdicas, como escribir la frase de un cuento en una cartulina, luego recortar esas palabras, después las sílabas y las letras “y con eso armar nuevas historias”, dice Traub, quien destaca la idea de perderle el susto al tema, asociándolo con algo más que las tareas.

Una evaluación a través de la plataforma Dialect, que luego fue interpretada por académicos de la U. de los Andes, mostró que si al inicio del programa los niños de entre 2° y 4° básico contestaban en promedio 18 preguntas bien, tras dos semanas el número lograba subir a 23.

En familia

Consultados respecto a cómo pueden las familias estimular el goce lector, Magdalena Piñera responde que una forma sencilla es hacerlo a través de lo cotidiano: pidiéndoles a los niños que lean la lista de compras o las recetas de cocina, lo que después puede dar paso a textos más complejos. Concuerda Mariana Sanfuentes, quien sugiere “letreros o avisos de la calle” e “incluso etiquetas”.

Por su parte, Loreto González recuerda que además de libros “están las revistas y los diarios, incluso los digitales” y que en el caso de los más chicos, es importante ver a los adultos a su alrededor haciendo de estos una actividad cotidiana.

“Nosotros recomendamos que los libros estén siempre al alcance de los niños y no en bibliotecas altas, inalcanzables”, sugiere Anne Traub. “Lo segundo es dejar que los miren, sin importar si a veces los pasan a llevar o arrugan un poco”, agrega.

Clave es que, además de que los papás les lean, se les dé la oportunidad a ellos de narrar lo que están viendo, incluso si no saben juntar una sílaba con otra todavía, indica.

Más del 80% de los niños de comunidades económicamente desfavorecidas pierden sus habilidades de lectura durante las vacaciones de verano porque carecen de oportunidades de enriquecimiento relacionadas al área, señalan desde Fundación Familias Primero. En la foto, participantes de su programa “Leer es Poderoso”.

Opinión: «Un censo de lectura»

Un censo de lectura

Carta publicada en El Mercurio el Sábado 9 de marzo de 2024.

Señor Director:

Celebramos con alegría la entrega anticipada de los resultados del Simce, al inicio del año escolar 2024. Es, sin duda, un esfuerzo inédito de parte de la Agencia de la Calidad de la Educación, que permitirá a profesores, directivos, autoridades y otros actores del sistema escolar en Chile, como la sociedad civil y academia, contar con valiosa información de aprendizaje en forma temprana.

Esta información es clave especialmente para planificar la enseñanza de la lectura de cara al gran objetivo de lograr que la totalidad de los y las estudiantes desarrollen habilidades lectoras oportunamente.

Destacamos también el aumento significativo a nivel nacional en matemática en cuarto básico y segundo medio. Felicitamos a docentes, directivos, apoderados y estudiantes y a todos quienes han dedicado tanto esfuerzo en esta misión.

Nos preocupa, al mismo tiempo, que más de la mitad de una generación comenzará segundo ciclo de enseñanza básica sin las herramientas lectoras necesarias, ya que solo el 43% de estudiantes terminó 4° básico sobre el nivel mínimo esperado a este nivel. La evidencia muestra que esta brecha se presenta desde edades tempranas y si no es subsanada a tiempo, con casi un 90% de probabilidad, se mantendrá más allá de cuarto básico. Eso acarrea además un retraso generalizado en otras áreas de aprendizaje, dado que la lectura es esencial en todas las asignaturas.

Continuaremos, por esto, trabajando en red por esta causa y esperamos que se retome el censo de lectura de segundo básico como un diagnóstico temprano para que, desde los distintos actores del sistema, se movilicen las acciones adecuadas a tiempo y logremos realmente el sueño de que todos los niños y niñas en Chile aprendan y disfruten leyendo.

Carolina Andueza; Susana Claro; Carolina Melo; Pelusa Orellana; Rosita Puga
Comité Ejecutivo Por un Chile que Lee

Proyecto canalizó inversión privada para triplicar nivel de lectoescritura en niños

Iniciativa pionera está aplicando en Chile los contratos de impacto social:

Proyecto canalizó inversión privada para triplicar nivel de lectoescritura en niños

El mecanismo, surgido en Reino Unido, permite al Estado gastar solo en soluciones que generen resultados y el riesgo lo asumen los particulares. Sepa cómo funciona.

Manuel Fernández Bolvarán, Innovación, Economía y Negocios, El Mercurio, Viernes 9 de Febrero de 2024.

El modelo funciona así: el Estado decide que quiere abordar, por ejemplo, el reto de subir los aprendizajes de los escolares. Entonces, “contrata” a una organización y acuerdan que solo le pagará si consigue el resultado esperado. Luego, esa entidad sale a buscar inversionistas para financiar la intervención y les ofrece un retorno. Si la intervención es exitosa y los niños aprenden, el fisco paga por el resultado (y diseña con ello una política pública) y con ese dinero, los inversionistas obtienen su ganancia. Si no resulta, el Estado no hace el desembolso, aprende que la fórmula aplicada no sirve (algo clave para no desperdiciar recursos públicos) y los inversionistas, que corrieron el riesgo, son los que pierden su capital.

Así funcionan los contratos de impacto social (CIS), una fórmula surgida en 2010 en Reino Unido para crear un mercado que atraiga inversión privada a problemas sociales y, de paso, permite al Estado probar fórmulas antes de escalarlas y no quedar amarrado a ideas que no funcionan.

Ese es el modelo que, por primera vez, acaba de aplicar en Chile la corporación Bien Público.

“Creemos que el sector público hoy está muy enfocado en la lógica de pagar por acciones y falta introducir la cultura de pagar por resultados. Tenemos que aspirar a mejor eficiencia en los programas sociales en general y en particular en educación, donde hace más de 10 años que no hay mejoras”, dice Rafael Rodríguez, gerente de Desarrollo en Fundación San Carlos de Maipo, que desde 2019 intenta traer a Chile los CIS.

A modo de piloto, San Carlos de Maipo, junto a LarrainVial y las fundaciones Colunga, Mustakis, Olivo, Emprépolis, Huella, Ilumina, Solari, Angelini, Luksic y Huneeus Quesney unieron fuerzas en Bien Público. Articularon un pagador (que hace las veces del Estado y que involucra privados, fundaciones y fondos de municipios y gobiernos regionales interesados) y, a través de un fondo levantado y gestionado por LarrainVial, consiguieron 70 inversionistas que aportaron $520 millones, con el objetivo de mejorar los resultados de lectoescritura de niños de enseñanza básica.

Probaron 19 programas de ONGs que aplicaron en 56 escuelas de todo Chile. Y el resultado fue sorprendentemente bueno: los resultados de lectoescritura, medidos por la prueba Dialect, se triplicaron en tan solo un año. Nada mal, considerando que a nivel nacional las cifras Simce han ido en picada.

Entre las instituciones que actuaron como pagadoras por resultados estuvo Falabella Retail, que se vincula con colegios a través de su programa Haciendo Escuela. Y quedaron muy interesados en el modelo.

“No le habíamos puesto métrica a la inversión de impacto social y en la búsqueda de evidencia para evaluar si los instrumentos que tenemos realmente funcionan, nos encontramos con los CIS. El objetivo de participar fue generar evidencia tanto para nosotros, para evaluar lo que hacemos, y también para generar un insumo de política pública”, explica Malena Marcalle, subgerenta de Sostenibilidad en Falabella, quien describe los resultados como “interesantísimos”.

Asegura que esta experiencia es valiosa no solo para el Estado, sino también para privados que buscan evidencia de que su inversión social tiene impacto real: “Así las empresas pueden pagar solo por lo que resulta”.

“Triplicar los resultados en lectoescritura en un solo año es llegar a la luna en términos de programas sociales. Ahora, en el segundo año, vamos a crecer a 120 colegios y 35 mil niños, lo que es una escalabilidad gigante. Esto va a cambiar la política pública en lectoescritura del país. Sin duda”, añade Rodríguez.

Una solución que podría aplicarse en otros ámbitos: la construcción de viviendas sociales, la reducción de las listas de espera, etcétera.

“Esta es una forma de profesionalizar el aporte que hacen las empresas a la sociedad”, añade Marcalle. Y Rodríguez complementa: “El Estado tiene que abrirse a exigir resultados en todos sus programas, pero sobre todo en educación, donde se está jugando el futuro de todos los niños”.

A 35 mil niños de 120 colegios pretende llegar este año la intervención financiada por contratos de impacto social. “Esto va a cambiar la política pública en lectoescritura del país. Sin duda”, dicen sus impulsores.

El 60% de los niños de 2° básico está bajo el nivel de comprensión lectora esperado

Análisis de la red Por Un Chile Que Lee en la Región Metropolitana:

El 60% de los niños de 2° básico está bajo el nivel de comprensión lectora esperado

Los datos muestran que al término del primer semestre, los escolares no alcanzan los resultados deseables a fines de 1° básico. Tanto el reconocimiento de palabras frecuentes como el manejo de vocabulario son débiles.

M. Cordano, Educación El Mercurio, Domingo 14 de enero de 2024.

Al término del primer semestre de 2° básico, tres de cada cinco niños de la Región Metropolitana se encuentran bajo el nivel de comprensión lectora esperada para fines de 1° básico. Es decir, tienen un retraso de al menos seis meses.

Los resultados son parte de un estudio desarrollado con una muestra representativa de 1.153 estudiantes por investigadores de las universidades Católica, de Chile y los Andes. La radiografía —que contó con el apoyo de la Fundación BHP Chile— se enmarca dentro de la red Por Un Chile Que Lee y que analizó datos del primer semestre de 2023.

“A través de esta muestra buscábamos poder tener un diagnóstico lo más certero posible sobre cuál es la situación actual, considerando que pospandemia se está empezando a trabajar en la recuperación de los aprendizajes. Lo que necesitábamos es ver cuál es nuestra línea de partida”, indica Susana Claro, profesora de la Escuela de Gobierno UC y una de las autoras del estudio.

La especialista agrega que es difícil hacer comparaciones con años anteriores a la crisis sanitaria, porque la comprensión lectora no suele ser medida en los primeros años de enseñanza básica: los datos relacionados con el tema suelen corresponder a los Simce de 4° básico.

“Necesitamos reaccionar mucho antes en la trayectoria escolar y para eso levantamos esta información”, explica.

Trabajo por delante

Los resultados de la medición hecha en 2° básico (realizada a través de una evaluación digital adaptativa que lleva por nombre Dialect) muestran que el rezago lector parece explicarse, en parte, por una debilidad en elreconocimientode palabras frecuentes y manejo de vocabulario, con el 62% y 40% de los estudiantes, respectivamente, presentando un desempeño inferior al esperado a fines de 1° básico.

Asimismo, los datos dan cuenta de que el nivel socioeconómico parece ser un determinante importante del desempeño lector de los escolares, porque aunque está presente en todos, se evidencia una amplia brecha, con el 29% de los alumnos del nivel socioeconómico más alto que no logra el desempeño esperado, en contraste con el 73% del grupo socioeconómico más bajo.

“Hay que distinguir que no es la dependencia (del establecimiento), sino la condición socioeconómica la que condiciona. Pero hay que notar que a pesar de eso, en todos los grupos, inclusive en los de mayor nivel socioeconómico, generalmente de colegios particulares pagados, un porcentaje no pequeño de estudiantes no tiene esta competencia basal desarrollada”, señala Juan Pablo Valenzuela, coautor del informe y director del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile.

“Todas las escuelas tienen mucho trabajo que hacer”, continúa. En ese sentido, el académico plantea que se necesita “un plan estratégico y bien transversal para el desarrollo de la competencia lectora que comience, al menos en términos escolares, desde prekínder. Ya no sirve pensar que porque medimos en 4° básico hay que solo trabajar allí”.

El sistema educacional “no está diseñado para personas que no han logrado estas habilidades lectoras, porque los docentes de los siguientes niveles asumen que esas habilidades están consolidadas”, advierte Claro, sobre la importancia de tratar el tema desde temprano.

“Les estamos fallando a estos niños; tenemos que reaccionar rápido”, dice.

Los datos señalan que un menor que tiene dificultades lectoras no resueltas al empezar su enseñanza básica tiene una probabilidad especialmente alta de arrastrarlas más allá de 4° básico.

Editorial: «Prohibición de libros»

Prohibición de libros

En las más prestigiadas democracias comienzan a usarse métodos que se habían considerado propios de las autocracias.

El Mercurio, Martes 2 de enero de 2024.

En medio de una oleada que busca prohibir libros en las escuelas de Estados Unidos, protagonizada por padres de familia de tendencia conservadora, han quedado dos novelas de Isabel Allende, la popular escritora chilena. No es primera vez que le ocurre una disputa semejante con un directorio escolar, pero esta vez concurren circunstancias que tienden a confirmar que se trata de hechos más significativos. Históricamente, los padres podían objetar la lectura de un libro que recomendara un profesor o profesora y así ocurrió muchas veces a lo largo de los años, pero desde 2021 se han formado coaliciones de padres y apoderados muy activos, que han comenzado a solicitar que se retiren libros de las bibliotecas escolares destinadas a niños menores. Los argumentos que esgrimen los padres se refieren a la protección de los menores que no están en edad de juzgar ciertas conductas.

El problema cambió de magnitud una vez que los dirigentes políticos se dieron cuenta del potencial electoral que ofrecían estas discusiones, las que se repetían en muchos distritos escolares. Era posible conseguir respaldo ciudadano, y votos, según el lado del debate en que se ubicaran los distintos candidatos. Y, así, una discusión sobre el valor educacional de los libros se fue transformando en un áspero diálogo sobre los valores de la sociedad estadounidense, cuáles debían ser impulsados o defendidos y de qué formas podían ser amenazados. En particular, el gobernador del estado de Florida, Ron de Santis, quien aspira a ser candidato presidencial por el Partido Republicano, impulsó una ley sobre los derechos parentales en la educación, que les ha dado mayor capacidad a los padres de familia para intervenir en las decisiones escolares, a la vez que resuelve en forma ambigua sobre la necesidad de que los libros sean revisados por una comisión de expertos antes de ofrecérselos a los niños. En parte, el problema se ha agravado, pues la violación de tales disposiciones es considerada grave y tiene penas de cárcel, lo que ha generado gran temor entre los directivos escolares, quienes a menudo parecen sobrerreaccionar retirando libros de los anaqueles.

Por cierto, la situación no debe sorprender, en un tiempo en que las llamadas guerras culturales están arreciando en amplios sectores del mundo. No en vano la palabra del año según la Real Academia Española es “polarización”. Y en medio de estas opiniones extremas, cercanas a los polos en disputa, en ocasiones con las ideas implícitas de crispación y confrontación, la cancelación del rival ha adquirido una dimensión central. En las universidades estadounidenses, pero no solo en ellas, se ha impedido hablar a quienes defienden posiciones más cercanas al polo conservador, con la intención de hacer desaparecer esas opiniones del debate público. Pero la intransigencia no parece ser patrimonio de ninguno de los dos sectores contrapuestos. Desde grupos autodenominados progresistas, se objeta que se lea a escritores clásicos, parte de la cultura patriarcal, al decir de ellos, que alcanza a los filósofos clásicos, como Aristóteles, a quien pretenden cancelar por su defensa de la esclavitud, pretendiendo que no se estudie ni se lea.

Las guerras culturales a menudo son vistas como una lucha entre las sociedades democráticas y las autoritarias, del estilo de las que priman en China, Rusia y muchos países islámicos. Pero esa forma de mirar las cosas choca con el hecho de que en las más prestigiadas democracias comienzan a usarse métodos que se habían considerado propios de las autocracias, tanto por la izquierda como por la derecha. Nada más certero que las palabras con que Isabel Allende se defendió de su intento de censura en Carolina del Norte, hace 10 años: “La prohibición de libros es una práctica común en Estados policiales, como Cuba o Corea del Norte, y por grupos fundamentalistas religiosos, como los talibanes, pero no me lo esperaba en nuestra democracia”.