Recién electa presidenta para la región de IBBY, organismo internacional dedicado al fomento lector de jóvenes, detalla sus retos y cómo ve la situación nacional.
María Soledad Ramírez R., Cultura El Mercurio, Lunes 28 de Septiembre de 2020
Lo que caracteriza a Constanza Mekis es su sonrisa, siempre en su rostro. Detrás de sus maneras suaves y su atención a escuchar a quien le habla, esconde su capacidad de sacar adelante grandes proyectos. Su larga carrera —de más de 40 años— en tomo a los libros, al fomento lector, a las bibliotecas, da cuenta de su capacidad de liderazgo y su empuje. Así, fue una de las fundadoras del sistema de coordinación nacional de las Bibliotecas Públicas CRA (Centro de Recursos para el Aprendizaje) del Ministerio de Educación, donde trabajó 22 años; es presidenta de la Fundación Palabra, consultora internacional para países iberoamericanos en el fomento de la lectura en los jóvenes; profesora en la U. Alberto Hurtado, y autora de los libros “Formación del lector escolar” (2016) y “Bibliotecas escolares para el siglo XXI” (2019), en coautoría con Christian Anwandter.
Mekis también ostenta otro cargo que hoy la tiene en la cumbre. Como presidenta, desde 2015, de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY en su sigla en inglés), sede Chile, acaba de ser elegida para dirigir las oficinas de IBBY para Latinoamérica y el Caribe, como parte de la mesa ejecutiva del organismo con sede en Suiza. Es la primera vez que el país tiene ese puesto.
Al teléfono, se la escucha feliz de enfrentar este nuevo desafío —”es una preciosa oportunidad para aportar, y un gran reto”, comenta— que la obligará a mirar a los 16 países de la región que tienen una oficina IBBY: toda América Latina, con la excepción de Paraguay, Nicaragua, Honduras y Panamá. También están México y Cuba, Haití y República Dominicana, en el Caribe.
—¿Qué significa para Chile estar en la mesa ejecutiva de IBBY?
“Bueno, es tremendamente importante, porque uno está ahí oyendo a los grandes. En este caso, el presidente es de China; está Rusia, que tiene un desarrollo en el campo de la promoción de la lectura muy impresionante, sobre todo en el último tiempo. Están Alemania, Gran Bretaña e Italia, que es un país que ha desarrollado la Feria de Bolonia y eso es señero para todo el campo. Es una gran oportunidad de oír a los grandes y también que sepan de Chile y de la región”.
—¿Cuáles serán sus desafíos?
“Lo primero es conocer las dimensiones y los trabajos de cada uno de los países integrantes de IBBY en Latinoamérica y el Caribe. Queremos impulsar una reunión continental de los mediadores, estamos ya trabajando con un proyecto para septiembre del 2021, que obviamente será virtual. También está muy presente cómo formar un equipo asesor de la región, que haya tenido experiencias anteriores, y hacer un trabajo mancomunado con Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro). Dentro de eso, creo que lo que sería extraordinario para la región es hacer un gran centro del libro, de la literatura latinoamericana, de la LIJ; un catálogo que sea atractivo, que esté actualizado, que tenga los contactos para las nuevas fuentes. Eso permitiría generar nuevas publicaciones con derecho de edición, generar envíos subvencionados, es decir, que exista la información, porque si hoy preguntas qué se publica en Latinoamérica, no se sabe”.
Al terminar esa larga lista de proyectos, ríe al darse cuenta de que es mucho trabajo y que solo tendrá dos años en el cargo para llevarlos a cabo. Ya tiene un análisis de cómo está la región en el tema del fomento lector.
“Es un continente enorme, muy vasto y, por otro lado, muy variado y disímil, muy diverso en sus contextos, tanto sociales como económicos y culturales. Hay países en donde se han desarrollado políticas públicas y emprendimientos editoriales independientes que generan un ecosistema bastante propicio para el desarrollo de la formación de lectores, pero otros están iniciando un camino y, por lo tanto, creo que desde estas instancias es muy bueno homogeneizar políticas que han dado buenos logros y que se pueden formalizar en otros países”, señala.
Específicamente sobre Chile, la presidenta de IBBY destaca el avance que ha tenido el país, pero sitúa nuestra debilidad en el valor social de la lectura: “Acá nos falta el mundo de las familias, mayor conciencia social del valor de la lectura. Eso es más que políticas públicas, son generaciones que han estado al margen de la lectura, que esta solo se ha entregado en los colegios. Pero eso es insuficiente, porque la cantidad de horas que tiene un niño en su hogar es mayor, es decir, esa familia, esos padres y abuelos que no han estado inmersos en el campo de la lectura no hacen el puente necesario. Entonces, ahí debemos ver cómo mejoramos ese listón en la sociedad civil”.
Y para ahondar en ese tema, comenta que está terminando de escribir un libro “sobre cómo cultivar la lectura en familia”.
Encerrada como todos en la pandemia, Constanza Mekis hace una defensa del libro y la lectura, como un ejercicio que da libertad. “Uno puede decir ‘estamos confinados’, pero confinados orgánicamente; intelectualmente, anímicamente, lo que da la lectura es inmensamente poderoso, sobre todo en estos tiempos en que creo se ha hecho muy patente que los espacios donde hay lectura son espacios con oxígeno”.
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